En el día a día generamos una gran cantidad de residuos, y entre ellos se está el plástico, el cual lo podemos encontrar en envases, alimentos, bebidas, tubos e incluso en la ropa.
Es sabido que este tipo de residuo tarda más de 500 años en degradarse, pero gracias al proceso del reciclaje se puede reutilizar. Además es altamente inflamable.
Existen diferentes clasificaciones, entre ellas la clasificación del SPI (Sociedad Americana de la Industria del Plástico), la cual se muestra a continuación:
- Polietileno tereflalato (PET): botellas de agua y gaseosas, poliéster.
- Polietileno de alta densidad (HDPE): botellas de detergentes y champú.
- Policloruro de vinilo (PVC): tubos, botellas de aceites y vinagres.
- Polietileno de baja densidad (LDPE): sandalias, suelas, botas y capas.
- Polipropileno (PP): bolsas de basura y recipientes de cocina.
- Poliestireno (PS): jeringas, licuadoras y contenedores para helados.
- Otros: cepillos de dientes, cosméticos y peines.
A continuación se adjunta un pequeño esquema del proceso que sigue el plástico cuando se va a proceder a su reciclaje.
Los más utilizados son, el HDPE, que aparenta ser más dura y se reconoce porque una línea divide el fondo del recipiente, y el LDPE aunque también se usan el PET y PVC, donde encontramos las persianas, algunas botellas, etc.
El reciclaje ayuda a proteger el medio ambiente, se ahorran recursos naturales, se ahorra energía, agua. También hay que recordar que la mala utilización de los residuos contamina los ríos, las playas e incluso afecta a la salud de los animales que pueden ingerirlo.
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